"Los medios de comunicación no deben hablar de la verdad"
Entrevista en 
Dnevnik
9 de octubre del 2017
Por Maja Šučura

El infografista y artista español Jaime Serra lleva veinticinco años trabajando como periodista. Durante este tiempo adquirió el status de uno de los transformadores más influyentes de la infografía. En los últimos años ha trabajado regularmente con el diario español ‘La Vanguardia’ y el semanario francés ‘Courrier International’.
Visitó Ljubljana en el marco de la VIII Bienal de Diseño Brumen, donde se decidirán los ganadores de los más prestigiosos premios de diseño del país.
   



¿Puede un infográfico -por ejemplo sobre el referéndum en Cataluña- decir más que un artículo periodístico clásico? ¿Cuál es su valor añadido?
Nuestra forma de comunicación más concreta es mediante la palabra. Construimos pensamiento en palabras; más aún: palabra escrita. Sin embargo, cuando un lector abre un periódico, lo primero que ve son imágenes: fotos, ilustraciones, publicidad e infografías. El ojo del lector divaga por la página y se detiene en la infografía. ¿Por qué? Porque al contener palabras, información precisa a comprender, exige de su cooperación. Si ese lector entiende y considera la información narrada en la infografía interesante, puede que decida leer el texto que habitualmente acompaña a la infografía. Si no la considera interesante, es muy posible que obvie el texto que la acompaña.

La infografía puede mejorar un periódico, pero se puede hacer sin ella. No sin la palabra. Ahora bien, si se decide usar infografías, el medio debe ser consciente de que será la primera impresión que el lector se lleve –y resulta difícil cambiarla más tarde-.
Habitualmente el sentido de un infográfico es mostrar algunas de las cuestiones más precisas. Visualizaciones de datos o explicaciones de fenómenos físicos. Son menos habituales los aspectos informativos más conceptuales, que sería el caso sobre el referéndum catalán.

La cuestión no es si todo puede explicarse con infografías, si no si tiene valor explicarlo.


En su presentación dijo que los datos no pueden ser la verdad. ¿Qué quiere decir con esto?
Enlazándolo con la pregunta anterior: los periódicos de España están informando de maneras casi antagónicas sobre la situación en Catalunya. Utilizan los hechos para decir su verdad. Eso resulta muy peligroso. La verdad está compuesta de hechos, pero también de experiencias, sensibilidades, deseos... Los medios deben limitarse a los hechos.

Mientras conversamos mi teléfono esta enviando información sobre mi ubicación. Y aunque, en un mes, no recuerde donde estaba, Google si. Por lo tanto, si estos datos, recogidos sin la intermediación humana son objetivos y hablamos de ellos como hechos, no hay lugar para la opinión. La objetividad de estos datos es lo que hace, precisamente, que no puedan ser verdad. La verdad, como antes decía, esta compuesta de hechos objetivables, peor también de subjetividades. Lo que permite que cada persona pueda disponer de su propia verdad.

Los medios de comunicación no deben hablar de la verdad, ni siquiera a la luz de la historia. La humanidad está dispuesta a iniciar una guerra en nombre de ‘la verdad’.


¿Es usted un artista o un periodista?
En particular: no me considero diseñador. Tengo una concepción del diseño muy funcional. Siempre me siento extranjero en este entorno profesional. En la infografía me siento en el borde, en el límite. Me he sentido periodista muchos años. Quizá, ahora, artista. Aunque no me siento muy cómodo con esta palabra.

Me sitúo constantemente en el borde, personal y profesionalmente. Fuera de lo que ahora se llama ‘zona de confort’. La frontera es el lugar más interesante, uno de los pocos donde algo nuevo puede suceder.


Usted está recopilando gran cantidad de información todo el tiempo, pero gran parte se ha hecho con la decisión de ser utilizada para una presentación gráfica. Los lectores a menudo confían más en la visualización de cifras que en las palabras. Parece que la infografía puede ser más fácil de manipular.

El infografista en un medio debe procesar los datos, desde la recolección hasta la visualización, bajo el mismo código ético que cualquier otro periodista. El riesgo de manipulación, de forma intencionada o no –en ambos casos igual de dañino-, está en todo el contenido periodístico, pero probablemente con la infografía resulte evidente y peligroso ya que se trata del principal inductor a la lectura.

A veces, sencillamente el formato de un gráfico puede cambiar el impacto de la información. Imaginemos un gráfico sobre la evolución del desempleo en España. Si el formato es excesivamente horizontal o vertical, la tendencia parecerá, a primera vista, distinta.

En cualquier caso, los lectores son personas inteligente y cuando abordan un diario deben saber cuál es su ideología. Porque, sin duda, la tiene. Eso también puede prevenirle, no solo sobre las visualizaciones.


Cuando piensas en el lector, siempre estás pensando en ti mismo. Los editores, sin embargo, suelen requerir a los periodistas que lleguen tanto al lector joven como a la abuela de setenta años.

Me encanta Nick Cave. Cuando canta ‘In to my arms’, resulta fácil dejarse llevar. Canta su versión del amor, cada persona tiene la suya, pero podemos sentirnos reflejados en un tema que es universal. Puedes ir a Pakistán, por ejemplo, y compartir experiencias intrínsecas al ser humano, te entenderán.

El 43,3% de los españoles mantiene relaciones sexuales dos veces por semana, ¿martes y jueves? Resulta difícil identificarse con un porcentaje de la población. Para el arte, y también para periodismo, es esencial que el espectador, el lector, sienta que tu experiencia podría ser la suya.

‘El lector’ no es ninguna entidad. El único lector que conozco soy yo mismo. Durante el trabajo estoy pensando en si algo es interesante para mí. Si es así, será interesante para otros también.

La simplificación excesiva, en aras de una mejor comprensibilidad, pueden resultar perjudicial para lo que realmente queremos explicar


Durante mucho tiempo, ha publicado columnas semanales en La Vanguardia como infografía. ¿Ve este formato como un género periodístico del futuro?
No. Fue un experimento, tanto para mí como para el periódico. A mi entender resultó exitoso. Lo excesivo de mi propuesta permitió que otros columnistas se animaron a ser más audaces, introduciendo fotografías o gráficos junto a sus opiniones. Después del punk llevar el pelo verde no era ninguna transgresión.

Puede que haya provocado una nueva reflexión sobre el hecho de que la obstrucción a la subjetividad es, tal vez, superflua.

A veces es más importante escribir desde tu posición, desde ti mismo. Me parece más honesto para el lector.
   



Portada del 18 de junio del 2016 de Dnevnik , diario de referencia de Eslovenia